El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial los reyes de España. El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán
de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los
reyes de Castilla, sobre la que en el siglo XVI, se construyó el antiguo alcázar. Destruido por un incendio en la nochebuena de 1734, Felipe V quiso
que el nuevo palacio ocupase el mismo lugar. Para ello se encargó la nueva construcción al arquitecto italiano Giovanni Battista Sachetti. Basado en el esquema tradicional de los alcázeres reales españoles, exhibe una planta rectangular en torno a un patio central flanqueado por torreones en las esquinas, que no sobresalen en altura pero que se marcan en la planta.
La fachada se estructura en un zócalo de sillería que abarca el entresuelo y planta baja; sobre este se alzan tres plantas, unidas verticalmente por columnas y pilastras colosales. Un potente entablamento coronado por una balaustrada cierra el edificio.
Toda la construcción se
hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún
incendio pudiera destruirlo. Las obras se realizaron entre 1736 y 1764, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764.
Para su decoración interior, se emplearon ricos materiales: mármoles, estucos, madera de caoba en puertas y ventanas. Destaca en especial las pinturas al fresco de los principales
pintores del momento: Tiépolo, Mengs, y españoles como Bayeu y Maella.
Los jardines de palacio llamados "Campo del Moro", tienen su origen en
época de Felipe II, aunque su aspecto actual data de 1890. La plaza
situada al este del palacio, llamada por esto de Plaza de Oriente, recientemente
remodelada, está adornada con varias de las esculturas de reyes de
España realizadas durante el reinado de Fernando VI, para la decoración
exterior de palacio.