
El interés del pueblo griego por la razón y el orden explica la aparición del urbanismo, entendido como ordenación racional de la arquitectura en el espacio urbano. Las primeras teorías urbanísticas conocidas se han atribuido a
Hipódamos de Mileto (siglo V a.C.), que tal vez las aplicó, tras las
guerras Médicas, en la reconstrucción de
El Pireo (puerto de
Atenas) y
Mileto.
Consistía en la distribución racional de viviendas y edificios públicos en un plano de retícula u ortogonal, conocido como
hipodámico en reconocimiento a su supuesto creador, aunque existen ejemplos anteriores de este tipo de plano en el valle del
Indo,
Egipto y
Mesopotamia.

Pero el gran desarrollo del urbanismo se produjo en el periodo helenístico, con la creación de nuevas ciudades, como
Alejandría o
Antioquía, y la remodelación de otras, como
Pérgamo. En todos los casos se siguieron esencialmente las teorías hipodámicas y los edificios dejaron de ser considerados de forma aislada, para integrarse en un conjunto ordenado.
Entre los edificios y lugares públicos más representativos de la ciudad griega habría que citar los siguientes: templos, teatros, gimnasios, estadios... y el ágora, gran espacio abierto rodeado a veces de pórticos o stoas y utilizado como lugar de reunión y de mercado.