Durante el Gótico se desarrolló toda una especialidad escultórica en torno a la "muerte" como modo de representación, el ser humano antes abandonar la dimensión terrenal. Una abundante iconografía en forma de esqueletos con guadaña, reflejo de una amenaza permanente sobre la futilidad de la vida, pero sobre todo, del propio difunto, por lo general acompañado de relieves o figuras que aluden al cortejo fúnebre. Los sepulcros monumentales pueden ser exentos, situados en el centro de una capilla funeraria, o adosados a un muro, bajo un arcosolio. El difunto aparece de forma yacente u orante. El yacente, unas veces aparecen en el lecho como si estuviesen dormidos o acabasen de morir, con todos sus ropajes y armas. Otras veces, echados con los ojos abiertos, en actitud bienaventurada. A veces también se los representa recostados, como el doncel Martín Vázquez de Arce, en la catedral de Sigüenza (Guadalajara).
"Aquí yace Martín Vázquez de Arce, caballero de la Orden de Santiago, que mataron los moros...". Con estas palabras comienza el texto de la lápida funeraria situada sobre la famosa estatua del doncel. La
tumba, situada en una de las capillas funerarias de la catedral, se dispone bajo un arco de medio punto abierto en la pared, en
cuya parte superior hallamos pinturas que muestran escenas de la pasión
de Jesús, mientras que en los laterales aparecen esculturillas de los
apóstoles Santiago y San Andrés. Más abajo, una
decoración de grutescos enmarca la lápida funeraria con el texto al que
ya nos hemos referido antes. La sepultura en sí misma consta de dos
elementos, realizados ambos en alabastro. El inferior es un sarcófago
sostenido por tres esculturillas de leones y en cuyo centro dos jóvenes
pajes nos muestran el escudo de armas del infortunado joven. El segundo
elemento es la estatua funeraria del fallecido, a quien se representa recostado sobre una ramo de laureles, que
viene a simbolizar el carácter heroico del joven guerrero. El risueño doncel, se
nos muestra vestido de armadura completa, con capa corta y cota de malla
bien visible. En el pecho
lleva la cruz de la Orden de Santiago pintada en rojo y de su cinto
pende una larga daga. Tanto el cabello como la cota de malla se han
oscurecido para dar más realismo a la representación. Se dice que el hecho de que
la estatua presente las piernas cruzadas es una referencia a su
carácter de cruzado que muere guerreando contra los enemigos de la fe
cristiana.
También podemos encontrar figuras orantes que se sitúan delante del sarcófago, en actitud de adoración perpetua, como en el sepulcro del infante don Alfonso en la cartuja de Miraflores (Burgos), obra de Gil de Siloe realizada en alabastro, profusamente decorado, donde el autor alcanza calidades táctiles.