domingo, 26 de febrero de 2012

Baldaquino de San Pedro (Roma).

Esta obra, realizada a principios del siglo XVII, Bernini hace una extraordinaria síntesis de arquitectura y escultura, recreando un baldaquino similar al que se utiliza en las procesiones, pero en proporciones gigantes (29 mt).

El conjunto descansa sobre una base de mármol sobre la que se disponen cuatro columnas de orden gigante, de fuste helicoidal y realizadas en bronce. En el dosel, cuatro gigantescas volutas diseñadas por Borromini, sostienen el globo terrestre y la cruz, símbolo del triunfo universal de Cristo. El verdadero reto de Bernini consistía en rellenar el espacio que se generaba bajo la cúpula de Miguel Ángel, verdadero nudo arquitectónico y simbolico del templo. Iconográficamente, el baldaquino simboliza la continuidad histórica de la Jerusalén bíblica en la Roma papal triunfante sobre la Reforma, y la glorificación del nuevo Salomón, Urbano VII, presente a través de las abejas de su escudo familiar.